Estaba haciendo cola en el banco, leyendo, esperando. Levanto la mirada, me peleo con las caras preocupadas y la encuentro. El jean le marcaba la cola, su peinado me resultaba atractivo y su remera semi-transparente me calentó un poquito.
Esperando y sin matarla con la mirada, fantaseé. La besé intensamente, le mordí un poco el cuello y el lóbulo, la desvestí, la agarré firme de las costillas y con su respiración agitada la sentí extasiarse. Me calenté en la cabeza pero no sentí la erección.
Llamaron mi número y el dinero cortó la fantasía.
4 comentarios:
Pero que el dinero nunca les corte la fantasía.
Que genialidad el poder de la mente y la fantasía, alabada seas imaginación! Jajajaja
Paradójicamente a algunas féminas el dinero las exita.
La imaginación al poder!
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